Desde hace semanas llevamos siguiendo de cerca cómo se han repartido las ayudas para uniformes escolares en Melilla. La Consejería de Educación publicó los datos de la Orden 1604, y la verdad es que lo que hemos encontrado nos ha dejado con poco margen para la interpretación benévola.
Los números hablan solos. Un centro público recibe 28 euros por alumno. Otro privado llega a 240 euros por alumno. Todo del mismo programa público. Todo supuestamente destinado a lo mismo. La diferencia no es de unos euros—estamos hablando de más de un 700% de variación. No hay criterio técnico que justifique esto. No hay normativa que lo explique. Simplemente ocurre.
SATE-STEs reclamamos:
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Que se revise el criterio de los 14.999 euros por centro. Ese límite parece pensado para algún sitio, pero en Melilla genera justamente lo que no debería generar—reducción de ayuda para los más pobres.
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Si hay dinero limitado (que seguramente lo hay), que se reparta con lógica. Más alumnado necesitado, más dinero. No al revés.
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Que se abra la puerta a iniciativas como la sudadera para todos. Aunque sea diferente de la «convocatoria oficial». Aunque requiera justificación. Lo importante es que los menores más vulnerables no sean marcados como diferentes delante de sus compañeros.
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Se simplifique el proceso administrativo. Un formulario más sencillo. Criterios automatizados donde sea posible. Menos memoria justificativa, menos papeleríos cruzados. Los directivos tienen trabajo de verdad que hacer.
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Coherencia política. Los criterios deben ser uniformes. No puede haber centros privilegiados y centros castigados sin explicación racional.
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Que sea transparente completamente. Que se publique qué recibió cada centro, cuántos alumnos fueron beneficiarios, cuántos euros por cabeza. Que la ciudadanía lo vea. A veces la visibilidad es el primer paso para el cambio.
