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El asunto de las oposiciones de docentes de 2022, a pesar de resultar ya un tanto cansino, no deja de depararnos sorpresas a cada cual más inquietante.

Si la situación presentaba una serie de escenarios intranquilizantes, las últimas declaraciones del Director Provincial, lejos de aportar la información precisa y clara necesaria para aportar sosiego al colectivo, no han hecho sino abrir un nuevo escenario mucho más perverso que los existentes hasta el momento.

Dando por sentado que el Ministerio descarta convocar las oposiciones por el actualmente vigente RD 276, el mismo que han utilizado el resto de administraciones educativas para los procesos a celebrar el próximo mes de junio, el análisis de las opciones que tenemos por delante es poco halagüeño:

  • Convocatoria para este año 2022 según el nuevo Real Decreto a aprobar en breve. Esta opción, por sí misma, abre las puertas a que aspirantes de otras comunidades se decidan a presentarse en Melilla o Ceuta con un sistema de oposición más flexible. Pero si esto no es poco, la posibilidad real de que las pruebas hayan de realizarse en fechas diferentes al resto de las comunidades porque el retraso en la publicación del real decreto así lo exija, abre las puertas a desembarcos masivos de aspirantes de otras comunidades, que ya no tendrán que elegir entre la suya y Ceuta o Melilla, sino probar suerte en aquella y en una de estas.
  • Posponer la convocatoria para realizarla en 2023 junto a las de secundaria o, incluso, llevar estas a 2024, como ha sugerido el Director Provincial. Esta opción, que parece la lógica para evitar el efecto llamada al que nos arriesgamos convocando en 2022, resulta más inquietante aun, ya que el sistema de alternancia de cuerpos puede llevar a las comunidades a mantener para 2023 las oposiciones de secundaria y las del cuerpo de maestros al 2024. Cabe destacar que la administración educativa de Canarias ya se ha manifestado en este sentido. La consecuencia de ello sería dejar las oposiciones de maestros de Ceuta y Melilla abiertas a todos los aspirantes del Estado que en 2023 no tendrán oposiciones en sus respectivas comunidades, e igual panorama para los de secundaria en 2024.

Esta opción, además, nos hace preguntarnos las posibilidades de las direcciones provinciales para hacer frente a unas oposiciones de todos los cuerpos a la vez, con muchos más aspirantes de los habituales y con un sistema en el que se deben hacer todas las pruebas. ¿Hasta cuándo se prolongarían las oposiciones? ¿Cuántos docentes harían falta para los tribunales? ¿Podrían disfrutar de sus legítimas vacaciones antes del comienzo del nuevo curso?

  • Posponer las oposiciones del cuerpo de maestros a 2024 y mantener las de secundaria en 2023. Esta situación, poco deseable para quienes desean acceder al sistema o mejorar su posición en él, podría conjurar el riesgo de avalanchas de opositores de otras comunidades que las opciones anteriores garantizan. Pero, con un Ministerio tan dado a informar a última hora o incluso después, la incertidumbre se prolongaría de manera insufrible. Esta opción exige de la publicación de un calendario claro hasta 2024 con información aproximada de las vacantes a convocar, de manera que cada cual sepa a qué atenerse sin temor a que les cambien las reglas en mitad de la partida. Y la verdad, el proceder habitual del Ministerio genera poca fe al respecto.

En SATE-STEs somos conscientes de que las opiniones se dividen entre las diferentes opciones, cada una de ellas con tantos matices como individuos afectados hay, lo que nos lleva a incidir en la necesidad de reflexionar con atención sobre el tema, buscando entre un cuadro de malas opciones todas ellas la que resulte menos perversa para el menor número de personas. No podemos pasar de Guatemala a Guatepeor.

En Melilla, 28 de febrero de 2022               El Secretariado de SATE-STEs.