La nueva ley de FP no resuelve los problemas actuales e incluso creará otros nuevos La Confederación de STEs-i critica que el Consejo de Ministros haya aprobado la nueva Ley Orgánica plagada de errores como ya ocurrió con la LOMLOE.
La nueva ley de FP no resuelve los problemas actuales e incluso creará otros nuevos La Confederación de STEs-i critica que el Consejo de Ministros haya aprobado la nueva Ley Orgánica plagada de errores como ya ocurrió con la LOMLOE. En la Confederación de STEs, de la que SATE-STEs forma parte, creemos que la nueva Ley de la Formación Profesional ha de tener como eje vertebrador a la PERSONA en todos sus ámbitos. En cambio, en el redactado del Proyecto de Ley, el eje director de todo el sistema de la Formación Profesional es la EMPRESA en términos abstractos sin tener en cuenta el alumnado, el profesorado y la sociedad en general. De su lectura y de la entrada de fondos de inversión extranjeros a comprar empresas de formación de FP en todo el estado, se deduce que se está creando un nuevo nicho de negocio: esta ley no será la solución para las empresas ni para la ciudadanía, sino una oportunidad para los de siempre de coger un trocito del pastel de 5.400 millones de euros que se van a destinar a su implementación. La nueva Ley de Formación Profesional ha de acabar con los viejos estigmas que la rodean desde sus inicios y apostar por una Formación Profesional situada en el marco social, económico y administrativo que le corresponde. Este proyecto crea nuevas situaciones que aún estigmatizarán más la FP. Esta ley prima la empleabilidad al precio que sea en detrimento de la profesionalidad y del emprendimiento. Se tiende a la microformación para dar respuesta rápida a las empresas en detrimento de la formación en una cultura profesional determinada. Esto que el ministerio vende como flexibilidad acarreará más temporalidad al empleo: con la misma rapidez que se entre en el mercado laboral, se saldrá de él. El principio de elección de profesión solo es válido si realmente el alumnado de FP recibe una formación suficiente que les permita una polivalencia a la hora de desarrollar puestos y perfiles diferentes dentro de un ámbito concreto, dotándoles de capacidad de adaptarse a los cambios. Las diferentes familias profesionales, las diferentes titulaciones académicas, los diferentes nuevos grados y los diferentes niveles en los que se va a configurar la formación profesional con esta ley no pueden tener unos patrones de homogeneidad como los que se pretenden en el capítulo segundo (Régimen Dual). No son iguales las 26 familias profesionales, ni los más de 150 ciclos formativos y tampoco los 3 grados que hay (Básico, Media y Superior). Tampoco es igual la FP en entornos rurales y despoblados que la que se pueda desarrollar en entornos industrializados, pero la ley fija unas condiciones tales que hará imposible su cumplimiento, como ya pasó con la Ley de FP Industrial de 1955 (donde se impusieron 4 grados de formación y acabaron desarrollándose solo 2), la Ley General de Educación de 1970 (donde se establecían tres niveles de FP, pero el tercero nunca llegó a aplicarse) o la propia LOE de 2006 (que introdujo los [...]